Los pianos suelen
tener el acabado de un barniz brillante y delicado, por lo que hay que limpiar
el polvo con suavidad. Las teclas se desempolvan con un plumero; para quitar la
grasa que dejan los dedos se emplea con alguna frecuencia un paño ligeramente
humedecido en alcohol. No se limpian con agua jabonosa, porque mancharía el
marfil. Conviene ventilar un poco el teclado de los pianos: si las teclas son
de marfil se amarillean con la oscuridad.
Evite colocar objetos encima de su piano, si lo hace que tenga una base de fieltro.
(CEICID)
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